ESTE BLOG ES DE CIENCIA FICCIÓN

miércoles, 8 de diciembre de 2010

3MSC o prohibido estar tantos días sin vernos

Te pones a recordar lo que es besarle. Lo que es ver su sonrisa. Te coge de la mano y te dejas guiar, vas a ciegas a un gran mundo de pequeños detalles que hacen que un salón minimalista a oscuras se convierta en la sala de fiestas de un palacio. Entre tus calzoncillos de abuelo y su camiseta del revés hay magia, y en vuestras cabezas suenan melodías similares, estáis bailando el mismo sueño. Te emociona demasiado, y tú eres de los que esconden mal lo que siente.

Para cuando no hay miradas fijas, tienes su mano atada a la tuya, que te acompaña en cada lágrima y en cada sonrisa. Para cuando tus ojos se cruzan con los suyos es imposible desclavar la mirada, te ha hecho preso, eres suyo, y lo serás por siempre que él quiera. Quién te seca las lágrimas. Está a tu lado, siempre lo está.

Sientes estar al lado de un gran hombre, cuando en la noche te aferras a él en la cama, no pudiendo dejar de mantener el contacto. Lo abrazas, te abraza, os dais la mano. Hemos ido demasiado lejos, no parece ser justo lo que sientes dentro, bonito es quedarse corto, amor se acerca.

Y cuando sale lo que tienen dentro, dejando a un lado el parafrasear vuestra nueva película favorita juntos, volvéis a hacerlo, superando cualquier referencia que tuvierais. Os alzáis al desafío y os sentís triunfadores de estar al lado de quien os está haciendo feliz. Así lo siento. Así te quiero.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Love days y la sensación de que cada día es especial

Que alguien llene de emoción tu mundo. Eso es algo que, cuando te sucede, hay que agradecer. Hay que hacerlo porque te supera, porque te pierdes en unas aventuras soñadas que ponen los pelos de punta. Sentir y notar que te está sintiendo, coger su mano, agarrar la piel de su brazo a punto de pellizcar de la obsesión que te llevaría a comértelo. Ser el que pasea a su lado mientras te hace perder la noción del tiempo y del espacio. Trocear los sueños para hacerlos realidad en días eternos junto a él. Trocearlos, porque a veces da miedo saber que podrás ahogarte en él... y deseas eso. Le deseas y pides en silencio que te mire con esos ojos que te tranquilizan, te protegen y te hacen suyo. Te rindes a la libertad de saber que lo que él elija para ti será, más que lo correcto, lo mejor. Porque intenta entenderte, a cada paso, a cada tropiezo, a cada respiración. Es esa persona especial que te hace llorar de felicidad. Haz la lista de cuántas personas te han provocado eso. Sólo él. Y en ese momento te corresponde darle todo lo que tengas, disfrutando de esa manera de compartir que no tiene límites, cediendo todo a su favor, porque eso es lo único que vuelve a hacer correr la sangre por tus venas. Y ahí... lo besas sin que se lo espere. Como aquel primer beso para callarle, iniciador de los tantos otros que vendrían a acabar de enamorarme.

martes, 28 de septiembre de 2010

más vídeos de amor que veo las noches que no estoy contigo

Eramos de serie. En realidad, lo somos. Incluso a veces de película. No hemos inventado nada, sólo hemos descubierto algo muy antiguo. Enamorarse y amar. La noche de ayer la pasé viendo capítulos de El Internado. Posiblemente ahora preferirías un vídeo de One Tree o Skins, que los hemos visto todos millones de veces (y volveremos a hacerlo). Yo tampoco me imaginé cuando te conocí todo lo bueno que iba a compartir contigo, así que por qué no, unos minutos de El Internado.




domingo, 26 de septiembre de 2010

Prométeme

Prométeme que todo va a salir bien.
Prométeme que todo va a salir bien.
Prométeme que todo va a salir bien.
Prométeme que todo va a salir bien.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Mecano cantaba al 7 de septiembre

Anoche fue uno de los días más felices de mi vida. Y hoy lo he vuelto a perder.

domingo, 15 de agosto de 2010

Respira. Un, dos. Tranquilo. Un, dos. Ahora abrázale. Intenta no llorar para que no se ponga triste él también. Inténtalo. Sepárate muy poco, lo justo para rozar tu mejilla contra la suya. Sigue hasta acercar tus labios a los suyos. No corras, sólo siente. Ámale. Hazle el amor con un beso. Tranquilo. Un, dos. Intenta no llorar tanto. Deja a tus manos recorrer sus brazos, su pecho, su cuerpo. Sepárate un poco más, mírale a los ojos. Siente que estás viendo lo más bonito que vas a ver en tu vida. Lo sabes. Lo estás notando. Sé su compañero. Dile con los ojos todo lo que sientes. Él también tiene que estar sintiéndolo. Él también ama. Hazle estar tranquilo. Un, dos. Respira. Un, dos. Busca su mano. Apriétala. No le dejes solo. Acaríciale el pelo, agárralo. Trágate las lágrimas que te llegan a tus labios. Seca su mejilla. Desea su felicidad.

jueves, 12 de agosto de 2010

no quiero no estar a tu lado

me moriré de ganas de decirte que te voy a echar de menos

sábado, 5 de junio de 2010

'Será difícil. Y tendremos que echarle ganas cada día, pero quiero hacerlo, porque...'

Quién gana todas las batallas.
Quién recorre tu espalda y se pierde en ella.
Quién te cubrirá si intentamos colonizar el sol.

Con quién irás a los oficios.
Quién te enseña para qué sirve la magia de una canción.
Por qué razón tartamudeas y le lloras.
De quién es el momento de volver a casa para verte.

Cómo se alcanza llegar a pensar que tuviste un pasado y tendrás un futuro y que esto es sólo la forma más rápida de conocerte, y que ya estuvimos y estaremos.
A cuántas personas les vas a hablar de él.

Quién agarra las sábanas, te arropa y después trata de conseguir un hueco.
Por qué piensas que el amor lo puede todo y llevas la pistola sin balas.

Y cuando el camino se bifurque, de quién te dejarás aconsejar.
Cuántas veces has dicho su nombre.

Que quién gana todas las batallas.
El que lo intenta.

jueves, 20 de mayo de 2010

Tenemos que solucionar la noche del día después de dormir contigo.

Al principio me iba sin decir nada. Empecé a pedir algunos números. Cuando pasaban unos días llamaba o enviaba algún mensaje. Me pasé mucho tiempo buscando algo más para llenar un vacío. Tenía una curiosidad enorme por descubrir nuevas sensaciones. Sabía que en un país que hasta ese momento llamaba 'de nunca jamás' habría algo que aunque doliera me hiciera sentirme más vivo que nunca. Cuando menos lo esperaba, hace seis meses, tú me llamaste loko. Comencé a enamorarme. Es algo nuevo y distinto a cualquier otra cosa. No sé cómo es para los demás o para él, pero a mí a veces me encoge por dentro y me baña los ojos. Es la magia que tiene y que está llegando a convertirme en alguien que toca la emoción del dolor. Porque puedo dar fe de cómo se sufre cuando las puertas del ascensor se cierran y vuelvo a empezar a contar el tiempo que falta para saber de él. Y sin embargo no puedo dejar de temblar cuando me doy cuenta que estoy haciendo el amor, viviéndolo. Había algo que decía algo así como que hay que alejarse del árbol para ver el bosque. Si tienden nuestra historia por pinzas y la ponemos a secar, el sol la verá perfecta. Abrazo admitir que ya he llorado o, mejor dicho, me he emocionado. Porque todo es real. Real. Acabo de entender que enamorarse de alguien que te ama es el cupón de lotería con el premio gordo. Yo elijo no jugar más al azar porque este premio es el que he estado esperando toda la vida.


...más que una sesión de fotos.
...más que dos capítulos de One Tree Hill.

lunes, 10 de mayo de 2010

Las ganas de tenerte siempre aquí y las mismas mariposas en el estómago que en un 1x01

Oí salir de la boca de mi amiga Pho que hay que follarse a las mentes, citando a Poncela en Hache. Ciertamente creo que yo hago eso con mi novio. Follamos de mil maneras, hacemos de todo, así que seguramente ya nos hayamos follado las mentes alguna vez.

La vida que soñé, creé y me creí.

Sólo han pasado un par de semanas desde que un individuo intentó propinarme una paliza de la que no hubiera habido ninguna escapatoria. Respiraba sin esperanza cuando vi todo llegar. Esa persona había estudiado en qué momento hacerlo y sabía que yo había cambiado, que no había en mí rastro de venganza, odio, en definitiva, maldad y todos los mecanismos que me motivaban en ese gusto por causar terror. Vino sabiendo que mis defensas estaban bajas, que hacía mucho que no sentía dolor y que, desde hace muchos meses, me he vuelto más dependiente e intimista. Al acercarse, nuestras miradas ya se cruzaban y el único impulso que me quedaba inherente hizo que no aflorase ningún miedo en mi rostro. De ahí saqué un instante de tiempo, diminuto, pero eficiente para echar a volar. Y escapé.

Estoy comprobando que admitir que hay cosas imposibles no es sino una prostituta barrera que empeño en colocar. Así que he decidido vender todos los límites, y los cambio por sueños. Son pequeñas quimeras que disfruto y de las cuales permito a los demás que decidan si quieren participar de ellas conmigo. La cuestión es poner mucha ilusión y dejarse llevar. El otro día, por ejemplo, iba por la calle y, mientras me acercaba a los cruces, fruncía el ceño y ordenaba a los semáforos que se pusieran rojos y permitieran el paso al peatón, a mí, sin hacerme esperar. En el cuarto cruce funcionó. La mayoría pensará que es casualidad, que no tenemos poder para hacer esas cosas. Pobres ilusos. La casualidad no existe, y todos somos hijos de Dios.

De las historias bíblicas, de las historias de Dios, me fascinan todas las que hablan de milagros y las que invocan a amar al prójimo.


jueves, 18 de marzo de 2010

Cómo el tirano se convirtió en flan.

Nada resultó ser lo que era. Tú no tendrías dieciocho años por siempre y no tardarías en dejar de ser otro más. Te mereces que escriba sobre ti. Te mereces los planos de la casa de la playa. Y te mereces que te trate como Único. Como mi único y como mi todo. Porque a ti se te ocurrió sacar de la pantalla todas aquellas escenas de películas que vimos juntos. A veces incluso me dejaste quedarme dormido viéndolas, dormido a tu lado. Contigo hablo de igual a igual -esto lo disfruto mucho. Y cuando no te das cuenta te respeto, y te admiro. Porque cada vez que te miro en silencio te recorro con los ojos y te noto, noto el misterio que tienes y envidio la vida que te mereces. Me gustaría darte lo mejor que tengo, y eso es lo que intento. Yo pocas veces dudo de mí, lo reconozco, pero es que, en cuanto a ti, estoy seguro. Tergiverso mi realidad y mi futuro porque tengo ambición desmesurada, pero tú haces que la ambición y los deseos, los pequeños sueños, estén todos los días. Tengo muchas ideas de cómo quiero vivir en diez años, pero hoy tú eres mi realidad. Y mi sueño.

Llegamos a conocernos de casualidad. Lo nuestro es 'la casualidad más grande del mundo'. Y desde entonces nada es igual a como era antes. Lo nuestro es desayuno con leche en 'The Beatles' y vamos a descansar un rato. No hay otro a quien pueda quedarme abrazado así. Mi brazo tiene la proporción y las medidas exactas para descansar sobre tu pecho y que, cuando te des la vuelta, pueda agarrarte sin más. Lo tuyo y lo mío es generoso. Tienes la capacidad de hacerme daño como nadie ha podido hacerme nunca y, sin embargo, sólo me das placer y alegría. Es mentira que despertar y ver el sol signifique que va a hacer buen día. Lo grande es los domingos que amanecen nevados a tu lado.

Te voy a dejar un rato descansar, que compres galletas y nos volvamos a besar.

domingo, 14 de marzo de 2010

Mi último plan de sábado o la mejor manera de despertarse un domingo

[Se aconseja ver el vídeo mientras suena 'Come pick me up' de Ryan Adams en el reproductor adjunto de este blog]



Lo bueno de que tu pareja sea del mismo sexo es la facilidad para utilizar su ropa. Quedar con una de tus mejores amigas a media tarde para tomar un par de copas. Llevar en una bolsa una botella de vino blanco porque después vas a cenar a casa de tu novio. Pasar toda la noche mirándole comprobando que lejos está de resultarte desconocido. Despertar a la mañana siguiente y ver lo feliz que eres en el rincón de la cama que ha decidido compartir contigo. Añade al comienzo de este plan un paseo por la Gran Vía de Madrid y, chico, tú eres de los listos.

viernes, 12 de marzo de 2010

Cuando empiezan esos 'abrázame cinco minutos y ya me voy'.

'Ésta va para el pequeño Daroqui'. No hubo ninguna sorpresa tras la lectura del testamento. La tutora de Daroqui cogió aquello y se despidió de la familia del difunto. Salió de los juzgados y cruzó la calle hasta entrar en el parque. Agarró a Daroqui de la mano, pidió un taxi y se fueron a casa. Al llegar lo llevó a la nueva habitación de los juguetes y, a los pies de la cama, le dejó aquella pequeña herencia, sin haber habido en ningún momento un ápice de curiosidad.

A Daroqui le gustaban las adivinanzas, los puzles, acertijos, los secretos y los misterios. Se acercó a la cama y se puso a oler aquel regalo póstumo. Era una pequeña cajita de madera de pino y no tenía ningún tipo de grabado. Tampoco tenía cerradura, lo que inquietó a Daroqui molestándole que no le hubieran puesto ningún tipo de dificultad para acceder al interior. Las cosas que resultan fáciles, sencillas, las relaciones y los capítulos en los que no hay tramoyas mal configuradas... resultan absurdas, irreales y casi siempre son plato de gusto para todas las hienas que no creen en la suerte.

Daroqui abrió la caja. Y la cerró al instante.

Daroqui había perdido a sus padres y no le gustaba que nada se lo recordase. Ni siquiera ellos. Se trataba de una caja de voces. En su interior había grabaciones de frases simples, naturales y espontáneas. No había cosas como 'hoy que cumples dieciocho estás preparado para perder la virginidad' o 'lo que tienes que hacer si te pegan en el colegio es intentar besarle en la boca, te llamará maricón, pero saldrá corriendo'. No había nada de eso. Las voces de la caja de voces reproducían risas, onomatopeyas, giros de lo más amanerados, y parecían contextualizarse en situaciones cotidianas, de los más monótono, de lo más eterno.



la caja de voces también tenía vídeos

lunes, 8 de marzo de 2010

Habemos de serlo y las formas libres de escribir, hablar y amar.

Debemos de ser valientes. Hay que ser hasta algo bizarro para atreverse a hacer lo que estamos haciendo. Cerramos ciclos, que volvemos a empezar una y otra vez, al menos yo lo entiendo -siento- así. Acaba y empieza todo, y se denota como un culmen cada vez que me quedo dormido a tu lado. El clímax se invierte y a veces viene dado por el sexo o simplemente por notar caer tu cuerpo sobre el mío y quedarnos así, apagado el tiempo, a millones de años luz de este espacio, creando una nueva era. No sé explicar cómo lo conseguimos pero es algo que va más allá de cualquier artificio humano, es poético, misterioso, irascible para los que no nos entienden, abrumador. Es total.

De Vitruvio nacía el concepto de euritmia, como esa condición de la arquitectura que deja enamorado al ojo inteligente sin que pueda explicar las razones de su enamoramiento. Y es que, sin saber cómo, ya ha pasado. Está pasando. Algo ha tenido que ocurrir para que vea en ti la relación ideal entre los aspectos de tu personalidad que buscaba, sin saber concretamente cuál quería, en un hombre. Estoy hablando de que he visto antes unos ojos bonitos, he pasado cenas agradables, me he divertido con otros... pero, y esto es lo que cuenta, ninguno lo había acaparado todo y, cuando lo has hecho, ha sido de la mejor forma que podía imaginar. Hay cosas contigo, y no puedo evitar que esto suene a parafrasear 'Requiem por un sueño', que cuando las haces o las dices tienen sentido, lo tienen de verdad.


una semana después de haberte conocido volví al mismo lugar

lunes, 1 de marzo de 2010

El arder y los chicos que piden Martini seco.

Me gusta el olor a cerilla quemada. Las cojo de la caja que te dejaste en mi casa. La caja, a la que todavía le queda la mitad de las cerillas, está en el cajón izquierdo de esta mesa. Junto a mi caja de rotuladores gordos, la cuarta temporada de 'The O.C.' y el papel de liar. Nunca dudé que ese era su lugar. Contigo no dudo. Dudo cuál es el mando de la tele de tu casa. Me quedo en la puerta porque no sé por qué ventana puedo colarme, y porque siempre bajas las persianas. Te interesará saber que ya he soñado contigo, y he leído un artículo que se titula 'Cuando la obsesión se convierte en enfermedad'. He pensado probarme camisas de fuerza o hacérmela a medida. Me la romperías seguro, tú y yo lo sabemos.

Tú además ya sabes mi historia con los huevos fritos. Espero enseñarte algún día cuál es mi foto preferida de cuando era pequeño. Y si te metes por callejones sin salida te sigo corriendo. Si te tiras por un puente voy detrás, seguro que contigo se puede volar.

Ahora, a solas, imito tu risa. Te oigo reír. Parezco tonto, y es que me quedo embobado, atolondrado, sin nada en la mente. Y soy capaz de reproducir el perfil de tu cara en mi cabeza. Sé colorear entonces el dibujo con el sabor de tu boca, la textura de los labios, el tacto de tu pelo, la profundidad de tus ojos. Me penetra. Y no duele no verte, ahoga. Es como que me eches colonia en los ojos, que, si es tuya, no rabio tanto. Enciendo la calefacción, que tú no sabes, y ardamos.

Tú me llevas.

Y alguien consiguió convertir al tirano en flan.


Horas más tarde de que se hiciera esta foto te conocería, pero todavía no lo sabía. Mira qué feliz estaba ya.

lunes, 22 de febrero de 2010

Loko II


-¿Qué?

-Nada.





Loko

Lo tenía en las manos y ya no podría soltarlo. Llevaba más de cinco minutos lavando el mismo cuchillo y no paraba de darle vueltas, sacarle brillo. Su cabeza estaba ida y, sin que nadie se lo pudiera imaginar, todo estaba empezando a ocurrir. El agua salía ardiendo por el grifo y el fregadero no era otra cosa que un muestrario desgraciadamente surtido de navajas, raspadores, cuchillas, bisturís… Le había costado decidirse, había sido tan difícil como elegir la música que sonaría cuando todo se desencadenara. Pero ya estaba hecho, tenía un cuchillo considerablemente grande y muy afilado, y lo acariciaba con cariño especial entre las manos. Las yemas de los dedos mimaban el filo de aquella arma. La mirada, seguía en un infinito infierno de placer y morbo.

Se acabó el correr libre del agua. Secas sus manos. Apagada la luz. El pasillo, oscuro. La tenue luz de la alcoba marcaba la fragilidad del espacio ante una atmósfera tan cargada, tan flagelada. Asomó su rostro, lentamente, confundiéndose con el marco de la puerta, y me vio, cansado, sobre la cama. Tenía la sonrisa pícara de la juventud que se atreve a mentir a diestro y siniestro, pero que, de forma sincera, muestra la maldad más natural y antropomorfa. La maldad o el deseo, según se mire.

Se quedó cerca del quicio de la puerta, junto al equipo de música. Y empezó a sonar una de nuestras canciones, la más coqueta. Rodeó la cama sin hablar, sólo vigilándome. Ya muy cerca de mí me besó. Unos labios frescos, con restos de agua, frescos. Lo volví a sentir. El juego. Pude sentir las ganas que tenía de clavarme aquello en el estómago y retorcerlo, rajándome hasta llegar al pecho. Y entonces apuñalarme, una, dos, diez veces. Las reglas eran sencillas. Reaccioné y me agité hasta el otro lado de la cama, giré la llave del segundo cajón de la mesita y lo abrí. Saqué un cuchillo y lo deje en el centro de la cama.

Su sonrisa se turbó y su aspecto volvió serio. Metió la mano en su chaqueta y del interior sacó el cuchillo que con tanto mimo había preparado poco antes. Lo dejó sobre la cama, junto al mío. Habíamos preparado el juego desde hacía meses pero ni por un momento esperaba la partida aquella noche. Se tumbó a mi lado, me besó, como se besa a esa persona que quieres y que por un momento has pensado que ibas a perder. Juntos pasamos aquella noche imaginando cuál sería el próximo juego y cómo seríamos de valientes ante un nuevo reto.

martes, 9 de febrero de 2010

Baby, you're gonna miss that plain

Demagogia. Y demagógico es que, poniendo carita de niño bueno, te pida que vuelvas a la cama. Me atacas furtivamente cuando más te deseo, y ese juego sucio, esa táctica de despiste, te sirve para hacer todo lo que está prohibido. Te has metido en mi cabeza a través de ciertos dejes que hacen que haya personas por la calle que llevan tu perfume y me obligan a parar, girarme y observar. Me quedo curioseando, porque ahí no estás, todavía no. A veces me siento atado por trampas, como zancadillas que ni sé lo que buscan, pero que me agarraría fuerte a ti para obligarte a caer conmigo. Como de la cama. Tienes ese morbo que me hace desear tenerte miedo y que seas causa y efecto del terror de un sobresalto. Que si siento pánico estés cerca. No sé cómo se juguetea a trocear el mundo, pero contigo a mi lado me siento capaz de apostar con Dios a los tazos. Estoy ansioso de soñar contigo y, al despertar, poder seguirlo. He narrado en mi cabeza fracciones de segundo de momentos que ya han pasado, me refiero a ellos varias veces al día. Estoy celoso de tu ropa, porque te toca y te aprieta. Salte conmigo fuera de la cámara. Quería que esta vez este texto fuera más gore, más sucio, problemático, censurable o pragmático, pero no, ni siquiera me estoy tocando, aunque podría, y lo produciría El Deseo, porque sería muy almodovariano. La escena final en un portal. Penélope, la chica de la limpieza llega a su hora. Le toca barrer la escalera, y entonces nos pillaría exhaustos… porque yo ya me he corrido, ¿tú?

martes, 2 de febrero de 2010

Qué hace un chico como tú contando historias de amor como ésta

Pasa a veces que en este blog, que de tanto drama quiso presumir, hay ocasiones en las que se pone un poco tontito y, por no querer hablar directamente de amor, se arrima, por su carácter defensivo, a eso que llaman pornografía. Vamos a ello, no sin antes prometer a los lectores que tenían un gusto por los antiguos temas que se trataban aquí, que pronto volveré a hablar de vejaciones y discriminaciones como si fuera este rincón donde pudiéramos estar por encima de toda moral y, al mismo tiempo, sentirnos tan a gusto.

febrero es el mes con menos días del año, y no es casualidad. Ni siquiera relevante, como inapreciable y desinteresado es el recuerdo de aquella piedra que compré en una excursión del colegio a un museo geológico cuando mi edad me negaba conocer mundos como la masturbación o el amor, conceptos casi inseparables para quienes sabemos disfrutar la vida. Tengo en la mente un mostrador en una especie de sala de espera, al final de aquella visita. Era una sala de varias alturas en tonos blancos y había que, si pretendíamos comprar algo, hacerlo rápido. Me llamó la atención la verde, malaquita. Y a medida que escribo esto me doy cuenta de que acabo de llegar a lo absurdo, porque había quebrado mi memoria imaginando que pagué por una amatista, la piedra de febrero. Pero no, febrero no es para malaquita lo que A para B, y mucho menos lo que ‘tú’ para ‘yo’, y ni siquiera lo que ‘contigo’ para ‘nosotros’.

Pasa a veces, y que nadie crea que no sé que me repito, a mí me pasa, que cuando siento disfrutar de algo tanto, analizo y observo, asimilo y describo, busco y aniquilo todos los detalles que conforman esa situación. Me quedo con la temperatura de mi cuerpo. Te toco la rodilla con mi mano, a ti que estás sentado frente a mí, para intentar averiguar si ardes. Presto atención a la cantidad de luz que logra entrar por la ventana e imagino los objetos que quedan en penumbra y me enamoro de lo que se consigue averiguar de tu rostro. Flipo, repito, flipo, con los reflejos que se consiguen entrever en el cristal de las copas llenas de vino, blanco. Y busco en tus ojos la imagen instintiva de mi cara mirándote, porque seguro que me quedo con carita de bobo.

Entonces es cuando se rompen los esquemas y hay que parar de tallar esa imagen en mi cabeza. En aquel momento, inclinados el cuerpo del uno hacia el otro, se notan frescos tus labios. Pierdo la mano, como el Manco, entre tu pelo. Y posiblemente ya la tenga dura. Es un viaje agitado, lleno de improvisación, en el que no paramos aunque para nosotros el mundo ya esté detenido esperando, para poder continuar, que tus dientes dejen de morderme. Y a bocados hemos de habernos triturado el uno al otro, que quedamos extasiados en la cama, envueltos nuestros brazos y desahogados respiramos. Acompáñame a ese mundo en el que no quiero dejar de verte.

miércoles, 13 de enero de 2010

The beatles en tu cama

Las catástrofes de la última ilusión del mundo era su cuarto video documental, producido y dirigido por él mismo. La base de la idea también había surgido de parte de un relato algo autobiográfico que se quedó en boceto. Con esta obra, en el aspecto más dinámico del arte, conseguía un cierto reconocimiento dentro de una rama a la que se acercó gracias a un proyecto arquitectónico en el que colaboró algo más joven y que necesitó de una aproximación a la belleza, el orden y la estructura vanguardista de aquella industria de artistas que nacen con don. Él, sin don, pero con esfuerzo y trabajo, también gracias a determinados contactos y, por qué no decirlo, con algo de suerte, había conseguido con esta obra su primer premio alejado del mundo de la arquitectura, esa experiencia de todo aquello que se puede transitar.

Y así volvía a Madrid, tras mucho tiempo sin pisar este país que se le llenaba de recuerdos y le pedía explotar. Como cada vuelta a casa, se vio obligado a reservar tiempo, aunque poco, para sus conocidos. En un café cercano a la sala donde una hora más tarde se expondría su obra se encontraban antiguos amigos de la facultad, compañeros cercanos de profesión, pero también los amigos más íntimos. Entró y deambuló en conversaciones de elogios que se alejaban de reales diálogos entre amigos. Pero separados de la realidad, tampoco se aproximaban al artificio de un guión de cine, de ese con el que tanto tiempo llevaba soñando. Y quizá no eran las personas más adecuadas.

Algo más tarde se proyectó aquella especie de cortometraje y él, cuyos ojos ya estaban machacados de haberlo presenciado tantas veces y corroído por la curiosidad de ver las sensaciones que provocaba entre los asistentes al acto, giró levemente la cabeza y su mirada se quedó clavada en aquel chico que se encontraba al final de la sala, en la esquina, apoyado de pie contra la pared. Lo reconoció. Tenía el mismo aire fresco de años atrás y la mirada contenta de quien te inspira alegría.

Y entonces aplausos y un premio. Había un discurso de agradecimiento preparado y revisado varias veces por la secretaria, que cuidaba el más mínimo detalle, y refería a familiares hasta patrocinadores. Sin embargo aquello se convirtió en una disertación apresurada y agitada, no había tiempo que perder. Abreviado todo aquello buscó al chico al final de la sala y no lo encontró. Salió al vestíbulo. Corrió a la calle y allí estaba, y se acercó. Y entonces supo que la vida no se vive desde el futuro ni a partir del pasado, sino desde el más inocente presente, sin segundas intenciones ni preguntas de diario de a bordo. Pararon el primer taxi que vieron y volvieron a casa juntos, a continuar la aventura, porque hay episodios que nunca, nunca terminan.

Para más información acerca del video documental pinchar aquí.

lunes, 11 de enero de 2010

Nice days

Me quedo mirando las cosas
menos anecdóticas
mientras te quiero
en silencio.

Todavía no he olvidado
cómo son tus besos
cuando caemos
sobre la cama.

Las calles que se hacen nuestras
al estrellarnos en el portal
y decir en susurros lo bonito
que se hace invierno contigo.

No me hace falta imaginar
lo que te quiero,
porque es real.

Hay momentos que son nuestros
y de nadie más,
y los reconstruyo día sí,
día también.

Y noto el tacto de tu piel,
recuerdo el sentir de tu pelo,
el sabor de tu mirada.

La libertad de amarte
se deshace de ataduras,
y te persigue locamente.